LeaMás

Leamás
Contorsionaba su cuerpo, para marcar la pauta de un nudo que había aprendido en un periódico vespertino, el torso debía de quedar a 45º respecto del omoplato, casi alineada con su clavícula, esta que ya había dado un giro leve pero se estaba acercando al movimiento, que su tío le contaba, había sido un éxito en una feria de agosto del año 80 y claro muchos que le imitaron terminaron con el brazo fuera de su puesto, bueno pensó, es el castigo por ser imitadores así terminan, con un brazo indispuesto.
El ejercicio siguió su curso, respiro profundo y suavemente continuo el lance, su giro era cada vez más integral y consistente, ya su clavícula se flexionaba según los comentarios del vespertino que le había motivado, su omoplato derecho se acomodo en la lona que le servía de tatami, sus costillas se acomodaron como fideos de sopa ming, (claro que crudo, como los de las sopas instantáneas).
Sus muslos entre abiertos mostraban la tensión de su integración muscular y ósea, su postura estaba tal lo exigía el articulo del periódico que había leído, sus extremidades consistentes y bien entrenadas estaban soportando aquel que podría ser su consagración, lo que tanto había soñado.
y de paso quizá le hagan un reportaje en un rotativo de prestigio y el seria el ejemplo para que muchos practicaran la contorción como manera de vida.
Ya los veo a muchos torcidos, doblados, anudados y con dobleces musculares, todo gracias a un buen articulo periodístico.
Homocircus
HHéc::

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